La raza Pirenaica en Chile (El Diario Austral)

Producen en la lejanía

Raza bovina Pirenaica en Piedras Blancas:

Por Hardy Avilés

 

Hacen patria en la cordillera. En Liucura, comuna de Lonquimay, en la frontera con Argentina, la raza bovina Pirenaica está entregando una interesante respuesta productiva allá en la lejanía.

En condiciones bien adversas, produciendo en inviernos en que la nieve arrecia, entregan su potencial comiendo el coirón que entregan esas tierras cordilleranas.

Originaria del norte de España y del sur de Francia, criada en los montes Pirineos, proviene del llamado "tronco rubio europeo", donde se sitúan las razas Limousin y Blonde D'Aquitaine, entre otras, explica el médico veterinario de Frontagen, Fernando Rodríguez.

En Europa es una raza de triple aptitud: animales de trabajo, de leche y de carne. Se fue seleccionando hacia la carne y se estableció programas de mejoramiento genético. "Hoy es reconocida por su rusticidad, por su muy buen rendimiento carnicero, buen desarrollo y velocidad de crecimiento, sin problemas de parto, con habilidad materna excepcional. Sus madres son vacas muy longevas y no es extraño ver vacas con 10 a 12 partos".

 

LONQUIMAY

 

En Liucura, que es una zona con escaso forraje y de una calidad no muy buena, la raza Pirenaica se ha comportado muy bien. Ya hay cerca de 500 ejemplares en distintos grados de pureza, que se han obtenido sobre la cruza de animales Clavel y Hereford.

Lo interesante ha sido que con esta raza han obtenido precocidad, esto es, han logrado pesos de 240 a 260 kilos en terneros de 6 a 7 meses sin problemas, los que venden para la engorda antes del invierno.

Proveniente del centro Aberekin de España, la Pirenaica se introdujo hace algunos años y ha ido en aumento. Aquí está el caso de Elizardo García, quien vive en Piedras Blancas, la conoció a través de unas charlas técnicas hechas por la iglesia Maranatha. A través de la inseminación artificial fue armando su plantel, ubicado a mil 280 metros sobre el nivel del mar.

"Siempre he tratado de ir mejorando la raza. Antes, mis animales eran livianos y demoraban mucho en ganar peso. En cambio, ahora estoy listo antes, con un ternero que nace en octubre y que en abril pesa 200-250 kilos, que es cuando lo vendo".

Lo que le gustó es la rusticidad, porque comen el pasto disponible en esas alturas y no enflaquece. Como pequeño productor, se destaca que él ha invertido año a año en genética, pagando el semen de su bolsillo. Así, se mueve con un plantel de cerca de 60 animales. "Lo interesante es que logro precios mejores que con los animales criollos. Uno dobla la ganancia, porque da más peso y logra un mejor precio".

También ha mejorado en la parte reproductiva, porque las vacas no tienen problemas en quedar preñadas todos los años y llegan en una muy buena condición al parto, lo que es un triunfo si se piensa en lo duro de esas zonas donde no siempre es posible la crianza.

El caso de García es valioso, ya que ha tratado de ir adelante con sus vecinos en la producción ganadera. "A lo que queremos llegar es tener una cantidad entre todos los vecinos para venderle al comprador y que venga para acá, para ofrecerle un tipo de ternero uniforme al engordero y no salir a la feria". Valoró la ayuda de Indap, en que va a construir un corral y una manga para inseminar, además de una romana, para evitar la venta "al ojo" y así obtener mejores resultados.

Más adelante, dice el doctor Rodríguez, el paso siguiente sería hacer un registro genealógico de la raza, para así montar un programa de mejoramiento genético. Lo interesante es que se puede incluir positivamente en una cadena de cruzamientos ya que es más pesada que Hereford y Angus. El engordero obtiene animales con buena velocidad de crecimiento, rústicos y que puede terminarlos a los 2 años con pesos de 480-500 kilos.

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